Señales en la roca

Señales en la roca

Por qué hacer psicología para bruj@s y místic@s?

Por qué hacer psicología para bruj@s y místic@s?

Antes de comenzar con esta idea, estuve buscando en internet si existía algo parecido. Curiosamente sólo encontré algunos posts y eran relacionados con el arte y con algunas explicaciones sobre la relación entre la psicología con el feminismo (pues sí, a las mujeres constantemente nos han llamado brujas, entre otras cosas). Pero no he viso perfiles de psicólogos que hayan puesto sus servicios en función de la comunidad mística y esotérica.

Tal vez uno de los motivos para esto ha sido la dificultad tan grande de discriminar a nivel profesional donde termina el delirio, la alucinación y la fantasía, y donde comienza la "comunicación" con lo divino. En cierto sentido, es muy frecuente encontrar a psicólogos que se definen como religiosos o como católicos, y muy pocos que se definen como místicos... al menos abiertamente.

Mi intención, entonces, es compartir, desde mi vida enlazada a la psicología y al mundo místico; las experiencias que me han llevado hacia y desde el mundo de los Dioses y de los hombres. No pretendo convencer a nadie. La espiritualidad es, en última instancia, una parte que puede o no integrarse en la vida de cada persona. A los Dioses no les importa si crees en ellos. Yo simplemente he decidido creer.

2/25/2014

La confianza

La confianza es esencial para todas las relaciones humanas. Es parte de nuestras vidas y es la base no sólo de lo que decimos, sino de lo que hacemos. La confianza es una construcción, no es un resultado aislado, no es un elemento que simplemente aparece. Y cuando la confianza se rompe, se resquebraja por alguna razón, volver a construirla es sumamente complejo. Cuando no hay confianza, nuestra imagen está en juego y más: nuestra amistad, nuestra relación con el otro y con uno mismo.En el misticismo hay varios momentos en que se verifica la importancia de la confianza: la confianza en lo divino, la confianza con las personas, y la autoconfianza. Cada uno de estos elementos va a tener sus consecuencias para la forma de ver el mundo y de vivir sus creencias espirituales y religiosas.

La confianza en lo divino

Los procesos de confianza están asociados a la sensación de reciprocidad: tu me das y yo te doy. Puede que las cantidades o los valores o los pesos de lo que se da y lo que se recibe no sean proporcionales. Pero la percepción que tenemos de este intercambio debe dejarnos satisfechos del resultado final. En este sentido, resulta cuanto menos interesante la relación de reciprocidad que se establece con "entidades" de las que no tenemos una noción objetiva de su existencia. Sin embargo, para el místico y el religioso, el proceso de dar es natural: a través de los rituales y de las adoraciones se exalta a lo divino y, en este mismo sistema, se realiza la petición de lo deseado.

La oración (prayer) es una muestra de nuestro dar y recibir. Básicamente en la construcción de todas las oraciones a santos y dioses se incluye una introducción para revelar todas las cualidades maravillosas de la deidad, seguido por la solicitud de determinado evento, ya sea para beneficio personal o social. No es difícil encontrar también, como parte de la oración, un momento para hacer promesas. Un tipo de "penitencia" que nos colocamos en caso de que nuestro pedido sea escuchado.


En este momento, ya sea a través de rituales específicos como de adoraciones, estamos depositando nuestra confianza en lo divino. Estamos enviando un mensaje que esperamos que será bien recibido y atendido. Si no, para qué tanto esfuerzo, cierto? Y entonces, qué sucede cuando, a pesar de todas nuestras intenciones, los eventos no se desarrollan de la forma deseada? Si lo que se pide no se recibe? Pues se produce la ruptura de confianza.

Esto sucede porque el hombre esta desconociendo otro principio básico de las relaciones de confianza: el altruismo. En nuestras relaciones interpersonales también establecemos patrones de dar sin esperar nada a cambio. Pero ser altruistas puede que sea uno de los comportamientos mas complicados de asumir y de entender. Esperamos que los dioses nos oigan y obedezcan de la misma forma en que nosotros los oímos y los obedecemos. Sin embargo, la prueba de confianza superior que se nos coloca es cuando aprendemos que muchas veces no tenemos el control de las cosas y, como consecuencia, tenemos que vivir con la noción de que existen cosas que no sabemos.

"El enigma de Guillermo Tell", Salvador Dalí, 1931
La confianza en las personas

Este proceso de construcción de confianza para el místico muchas veces es la base de su trabajo. Las personas se acercan a solicitar de él cualquier cosa, todos los días: conocimiento, consejos, atención. Para que cada uno de estos elementos sea realmente efectivo, la persona se coloca libremente bajo la influencia del místico, ya sea un tarotista, ya sea un sacerdote, ya sea un padre de una iglesia. Las personas van a buscar a este tipo de practicante "espiritual" porque perciben que tienen un tipo de conexión con lo divino de forma más directa y esperan beneficiarse de este tipo de vínculo o simplemente esperan encontrar en el esotérico y/o el religioso un tipo de reconocimiento a sus propias cualidades y conocimientos. Cualquiera que sea la razón, estos aspectos son totalmente válidos para comenzar una relación entre ambos.

Al mismo tiempo, el místico también está sujeto a un proceso de construcción de confianza. La persona nueva que llega, viene haciendo sus demandas que, frecuentemente, se encuentran centradas en sus propias necesidades. Pero cada intercambio de información, de conocimiento o de experiencias; implica un aumento de la responsabilidad del místico por las consecuencias que sus acciones pueden tener para la vida del otro. Por eso, solo a través de la confianza en el "demandante" es que se produce la entrega al proceso que se va a desarrollar. La responsabilidad entonces de construir y mantener la confianza es mutua. Ambas partes de colocan en posición de vulnerabilidad frente al otro.Cuando una de las dos partes siente que no se está cumpliendo con lo concordado, entonces se quiebra la confianza, con consecuencias no sólo para la relación, sino para la propia imagen y la reputación de los participantes.

La confianza en sí mismo

Quizás uno de los grandes problemas del mago, del místico, sea la autoconfianza. Este elemento es crucial no sólo para su proyección social, sino para su proyección ritualista. Un místico, una persona que no confía en sí mismo no es capaz entonces de poder ayudar a los demás de la forma en la que los otros lo necesitan.

Es curioso, porque constantemente me encuentro con personas que dicen que "dudan" de ellos mismos y, sin embargo, se lanzan a dar consejos a los demás. Es poco probable que alguien que realmente no cree en lo que está diciendo, o que no cree que los demás se pueden beneficiar de lo que está diciendo, se haga responsable por los actos que los otros realizan cuando le escuchan y responden a sus sugerencias. No confundamos, por un momento, el hecho de que no tengamos control de los actos (humanos y divinos) con el hecho de que no tengamos confianza en nosotros o en nuestras capacidades. Podemos estar engañados al creer que estamos ayudando y que las consecuencias sean opuestas a lo que pretendíamos con nuestras intervención. Esto es una cosa bien diferente a no haber actuado convencidos de que nuestras intenciones eran las mejores.

Cada vez que nos ponemos en la posición de ejercer una influencia sobre los otros, cualquiera que sea este otro, lo hacemos con confianza. Si no lo hacemos de este modo, entonces nuestra influencia va a ser nula. Nuestros intentos, fallidos. Influir es comandar. Es guiar. Es afirmar. Sólo aquel que confía en sí mismo puede intervenir en los destinos. Puede controlar su vida y la vida de los que lo rodean.